Recordar nuestro pasado, puede ser lo que define nuestro futuro.
Los afrodescendientes en Uriangato
La historia de los afrodescendientes en México es la de una población que por siglos fue ocultada, invisibilidad y condenada al olvido. Aunque la población africana estuvo cerca de los españoles en número poblacional, la población afromexicana superó rápidamente a la población europea. Por ello, la influencia africana es considerada por muchos una tercera raíz cultural de México. En el presente texto tiene el propósito de presentar de manera breve, la historia las poblaciones africanas y afrodescendientes en México, así como su presencia en el territorio Uriangatense. Los primeros africanos llegaron a México alrededor del siglo XVI, cuando fueron traídos por Hernán Cortés y el resto de los conquistadores, formando parte de las huestes y que fueron recompensados con tierras y mano de obra, en otras adquiriendo la libertad por su participación en la conquista de los pueblos autóctonos. Un ejemplo bien documentado es el caso de Juan Garrido, quien nació en África oriental, fue esclavo, se convirtió al cristianismo en Portugal y participó en las expediciones de conquista de Puerto Rico y la Florida; fue probablemente el primer africano en llegar con Cortés a estas tierras y participó en la caída de Tenochtitlan Asimismo, integró la expedición de reconocimiento y control que envía Cortés a la región de Michoacán y a las costas de Zacatula (1523-1524). Otro personaje de origen africano fue Francisco Eguia quien llegó con la expedición de Pánfilo de Narváez y estaba enfermo de viruela, la enfermedad que diezmó a los pueblos autóctonos. Más adelante, pocos años después de la Conquista, desembarcaron en las costas mexicanas miles de personas esclavizadas para trabajar en las haciendas agrícolas y ganaderas, en las minas, los ingenios, los talleres gremiales y el servicio doméstico en casas, conventos y colegios. Este fenómeno se debió a la guerra y las enfermedades que diezmaron a la población autóctona. En su mayoría eran provenientes de África occidental, de la región de Senegambia, y África central, Angola y el Congo, así como de otras regiones de África oriental donde eran comprados o simplemente capturados, mantenidos prisioneros hasta que llegaba un barco. Allí las condiciones en el transcurso del viaje a América eran terribles, la mitad de ellos moría de hambre o deshidratación. Los comerciantes preferían aventar al mar a los que están enfermos porque el seguro pagaría por los esclavos perdidos en el mar ya que si llegaba a tierra con los esclavos enfermos se venderían por menos del costo. La mayoría de los hombres, mujeres, niñas y niños arribaron por el puerto de Veracruz, para luego ser vendidos en la ciudad de México, de ahí viajaron y se establecieron prácticamente en todo el territorio de la Nueva España, pero particularmente en aquellos que hoy ocupan los estados de Guerrero, Oaxaca y Veracruz. En la Costa Chica, se establecieron en haciendas dedicadas principalmente al cultivo de cacao y algodón, y a la explotación ganadera. Con el transcurso del tiempo, muchas personas esclavizadas obtuvieron su libertad y se convirtieron en capataces, arrieros, pescadores y vaqueros y, junto con otros afrodescendientes de zonas aledañas que huían de la esclavitud, poblaron la franja costera de esta región. Por su parte, en la región de la Costa Grande (que abarca del puerto de Acapulco a Zihuatanejo, en Guerrero), la participación de las personas africanas fue esencial para trabajar como estibadores o cargadores en el puerto de Acapulco, formaron parte de la defensa militar del fuerte, y dedicarse a la ganadería, la agricultura y la pesca, en especial al cultivo. Cabe señalar que, si bien no hubo en el México virreinal una segregación racial como la que se experimentó en otros países de América, notablemente en Estados Unidos y Brasil, sí existió una discriminación estructural hacia los naturales y africanos que se tradujo en un sistema de castas, es decir, una jerarquía social en cuya cúspide estaban los españoles —ya fueran peninsulares (nacidos en España) o criollos, que constituían una minoría de terratenientes que se conformó como aristocracia colonial de origen europeo y de “raza blanca”— y por debajo ellos, a gran distancia en poder político, económico y prestigio, los naturales o pueblos autóctonos, y los afrodecendientes. En una posición intermedia estaban los mestizos. Cada categoría se caracterizaba por una posición socioeconómica específica, vinculada a la identidad racial como se le reconocía socialmente. Esta visión de castas se reforzó durante el siglo XVIII con el surgimiento del pensamiento ilustrado, que al tiempo que sentó las bases de los derechos humanos y la justicia universales, y aportó nuevas ideas científicas, políticas y sociales, justificó de manera paradójica e irracional el tráfico de personas africanas y su explotación laboral, mediante el desarrollo de ideologías racistas que justificaron el sometimiento de ciertos pueblos por otros con base en su fenotipo y su cultura; clasificando la diversidad humana y explicando sus diferencias a través de la noción de raza y que lamentablemente aun en día se sigue utilizando. Uriangato, se ubica al sur del estado de Guanajuato. Cuyo nombre es de origen purépecha y significa “Lugar donde el sol se pone levantado”. Esta área fue habitada desde tiempos remotos por diferentes pueblos. Al inicio del siglo XV, tanto Uriangato como sus alrededores fueron consideradas las fronteras entre los Chichimecas y Purépechas originarios del estado vecino de Michoacán. Con la conquista española, en ésta área se estableció una congregación de nativos que habitaron en la zona con el objetivo de consolidar la asimilación hispan, ya que las autoridades civiles y eclesiásticas notaron que la dispersión de los pueblos nativos en el vasto territorio conquistado dificultaba en gran manera el control político, económico y religioso. De esta manera la Congregación de Nativos de San Miguel Uriangato fue fundada en 1549 y quedó administrada eclesiásticamente por el clero secular, por el obispado de Michoacán. En esta jurisdicción eclesiástica dependía de Yuririapúndaro. Poco a poco la congregación se fue desarrollando, su población se fue incrementando; por lo que los nativos vieron una oportunidad para la fundación legal de su pueblo. El reconocimiento real no fue dado sino hasta que Juan Ignacio Corcoles hizo una petición al Rey Felipe III de España, la cual fue garantizada mediante el decreto real del 20 de febrero de 1604. Si bien por las razones que ya expliqué anteriormente es muy difícil detectar con certeza la presencia de africanos o afrodescendientes en Uriangato, sin embargo, hay documentos eclesiásticos donde se menciona la existencia de estas personas ya que los frailes lo registraban cuando los bautizaban. En dichos registros de bautismos de la parroquia de Yuririapundaro figuran hombres y mujeres afrodescendientes de Uriangato: 1693 Calletano Juárez de Aranjo Mulato de Uriangato. 1694 Nicolasa Guanse (Se desconoce el apellido de la madre) Mulata del Derramadero. 1695 Teresa Mendiola Alvarado, Mulata de Uriangato. 1696 Josepha (de padres desconocidos) Mulata de Uriangato 1696 Juan Manuel Ramos (Se desconoce el apellido de la madre) Mulato de Uriangato 1699 Christobal Ruiz del Rincón Mulato de Uriangato 1699 Juan Antonio Guzmán (de padre desconocido) Mulato de Uriangato Ya en el México independiente, hacia el año de 1819, se lleva a cabo el establecimiento de la vicaría fija en el Pueblo de San Miguel Uriangato mediante decreto por el Provincial Fray Salvador Agustín Perea, con el objetivo de distribuir el trabajo religioso y administrativas de la parroquia de San Pablo Yuririhápundaro. De esta manera se designa a Fray José María Arreguín como primer sacerdote para que atienda de forma permanente la nueva vicaria y su jurisdicción; de esta manera realiza los primeros registros de nacimientos en la notaria parroquial de San Miguel Uriangato. En el primer libro de bautismos aparecen: 285 españoles, 133 indios, 43 mestizos y 4 mulatos. A diferencia de los grupos autóctonos, los afromexicanos no lograron reinterpretar su cultura en un molde occidental que le permitiera seguir conservándola. Por el contrario, los afromexicanos fueron diluidos en la identidad mestiza. Podemos concluir entonces que, aunque la población africana fue minoría en Uriangato, en ningún caso puede ser considerada irrelevante para la gesta de nuestra población actual. Como dato extra, después de realizar este articulo para una revista regional, me realice un test simple para descubrir mis orígenes étnicos, descubriendo que poseía un 10% de origen africano.
PERSONAJES URIANGATENSES EN LA REVOLUCIÓN MEXICANA
La Revolución Mexicana es uno de los hechos históricos más importantes de nuestro país. Se inició el 20 de noviembre de 1910 como consecuencia del descontento popular hacia Porfirio Díaz, quien ejerció el poder de manera dictatorial desde 1876 hasta 1911, sin embargo, derivó en una guerra civil entre facciones que lucharon por distintos derechos políticos y sociales, la cual terminaría casi diez años después y dejaría una nueva Constitución que es la que nos rige actualmente. A largo y ancho de la república la gente se integró al movimiento armado y Uriangato no fue la excepción. A continuación, te presentamos los uriangatenses más relevantes que participaron durante la Revolución Mexicana con sus biografías y datos más importantes.
PANUNCIO MARTÍNEZ AGUILERA Nació en Uriangato Guanajuato el 3 de junio de 1887. Hijo de Jesús Martínez Vieyra y Micaela Aguilera. En 1907 ingresó ejército Federal donde se incorporó en la División Oriente bajo las órdenes Gral. Higinio Aguilar que operaba en el estado de Veracruz, Tuxtepec, y la zona mazateca de Teotitlán. Al estallar la revolución se unió al movimiento maderista y combatió en el Estado de Veracruz. Descontento del gobierno de Madero abandonó el país. Estuvo un tiempo en Guatemala, en 1911 se unió a los zapatistas en Acatlán, Oaxaca; con el plan de Ayala, llegó al grado de general. Posteriormente y tras la muerte de Emiliano Zapata se unió en 1917 al ejército de Félix Díaz donde luchó contra el constitucionalismo de Venustiano Carranza. En 1918, fue el responsable de la toma Minatitlán, en Veracruz con una banda de seiscientos hombres. Luego se integró al Movimiento Aguaprietista en 1920, donde logró que se le reconociera el grado de General de División. Posteriormente, combatió a la rebelión delahuertista en 1923, a lado del gobierno de Álvaro Obregón. Murió en 1968 en el Rancho el Limón en Acatlán de Pérez Figueroa en el Estado de Oaxaca. Además, formó parte de la liga Masónica en México.
RAMÓN NUÑEZ MARTÍNEZ: Nacido en Uriangato el 5 de mayo de 1898, y Era dueño de la Hacienda de San Cristóbal, perteneciente al Municipio de Acámbaro, la que vendió para apoyar al movimiento revolucionario con dinero, y algunos hombres que se sentían identificados con la causa idealista, repartió algunas tierras entre sus trabajadores, ya que no podría hacerse cargo de ella, pues se integró al movimiento revolucionario, tras el sisma entre los convencionalistas y los constitucionalistas estuvo peleando por un tiempo con los primeros, posteriormente pasó al bando carrancista cuando sus superiores declararon su adhesión al constitucionalismo. Participó en las batallas de Celaya y La Trinidad (en León), acontecidas entre abril y junio de 1915, que significaron el principio del fin para la División del Norte. En la segunda batalla fue nombrado general, por el General Hill – quien asumió el mando en ausencia de Obregón por la pérdida de su brazo a causa de una explosión de granada-. Posteriormente, fue el jefe de armas, en Salvatierra, Yuriria, Moroleón y Uriangato. Después volvió a Uriangato donde fue presidente municipal en 1922 y fue propietario de la fábrica de aguardiente “La Competidora”. José Martínez Vallejo en su libro “Uriangato y Moroleón, hermanos siameses”, menciona que dejo Uriangato por no comulgar con la ideología del clan Martínez que afianzaba su poder político en la entonces villa, por lo que se fue a vivir a Acámbaro en 1927, donde fue presidente en el periodo de 1949-1950. Ahí fue fundador del Comité de agricultores y ganaderos. Fue presidente de la Cámara de Comercio de Acámbaro. También se distinguió por ser promotor del deporte. Murió en Acámbaro el 25 de octubre de 1980 a la edad de 82 años.
LA GUERRA CRISTERA EN URIANGATO
Quedan muy pocos sobrevivientes y el conflicto es desconocido entre las nuevas generaciones por lo que me di a la tarea de reconstruir este periodo histórico a través de varias lecturas que nos permitirán ver esos momentos en la entonces villa de Uriangato.
ANTECEDENTES: La Revolución Mexicana había dejado en extrema situación al país y los problemas políticos no terminaba: Sucedió la mayor rebelión militar ocurrida en el periodo posrevolucionario se debió a la división del grupo sonorense ante la sucesión presidencial de 1924. Fue encabezada por Adolfo de la Huerta contra el proyecto de continuidad de Álvaro Obregón. En ella participó más de la mitad del ejército nacional. Luego estalló otro conflicto armado, me refiero a la rebelión Cristera que duró de 1926 a 1929 y dejó un saldo aproximado de 250,000 pérdidas humanas entre civiles y combatientes. El detonante del conflicto fue la modificación del Código Penal el 14 de junio de 1926, realizada por el presidente de ese momento, Plutarco Elías Calles. Con el fin de acotar el culto y sacerdocio católico en México. Dicha ley prohibía el culto externo, que hubiera sacerdotes extranjeros los cuales fueron expulsados del país. Limitaba el número de sacerdotes, la clausura de las escuelas católicas, el no reconocimiento de personalidad jurídica a las iglesias ni derecho a poseer bienes raíces y no participación del clero en la política. Además, el presidente promovió en 1925 la creación de la Iglesia Católica Apostólica Mexicana, que planteaba una independencia frente al Vaticano, por tanto, subordinada al Estado mexicano. Asimismo, en estados como Veracruz y Tabasco se decretaron leyes que obligaban a los sacerdotes a estar casados, no cobrar por los sacramentos y tener más de 40 años de edad. Las disposiciones fueron consideradas como persecutorias y atentatorias contra la jerarquía eclesiástica, por lo que sus máximas autoridades se opusieron a su aplicación y alentaron a sus feligreses a oponerse a ellas. De esta manera el arzobispo de México, fray José Mora del Río, con la autorización del papa Pio XI, suspende las actividades religiosas en todos sus recintos el 31 de julio del mismo año. En ese momento Uriangato venía arrastrando un conflicto interno dentro de la misma comunidad religiosa por dos imágenes de San Miguel Arcángel. Gerardo Aranda en su libro “Monografía de Uriangato Gto. 2000” nos dice que, al concluirse la construcción del actual templo parroquial en 1923, Fray Bardomiano Pantoja mando colocar en el altar principal una imagen de tamaño natural del Santo Patrón, fue donada por Don Tomás Ortiz y Doña Trinidad Alarcón de Ortiz en 1908 y quitar la imagen que estaba desde la época de la colonia. Por lo que un sector de la población principalmente, vecinos del barrio de La Loma, exigían que se regresara a su sitio la imagen original, mientras que otro, principalmente del sector acaudalado preferían la imagen grande. Gerardo Aranda, cuenta que era tanto el apasionamiento de ambas partes que se suscitaron algunos enfrentamientos violentos e incluso hubo un muerto y se cambió a Fray Bardomiano Pantoja por Fray Gabriel D. Díaz a causa de este desacuerdo. Por lo que esta disputa fue suspendida cuando quedó suspendido el culto litúrgico en el templo. Es muy probable que, en Uriangato como todo el país, lucharon por medios pacíficos y legales para obtener la derogación de la ley por medio de un plebiscito, con las firmas de los ciudadanos tanto de la cabecera y de las rancherías, dirigida al Congreso de la Unión. Mientras tanto Fray Gabriel D. Díaz y su cooperador Fray Vicente Gallardo tuvieron mucho trabajo, ya que los feligreses se apilaban en los confesonarios; se contaban por centenares las parejas que contraían matrimonios, se celebraron varios bautizos y primeras comuniones. Fracasados los intentos de que el general Calles volviera sobre sus pasos, comenzaron a registrarse los brotes armados que sería declarada como la “Guerra Cristera”. Desconocemos si algunos uriangatenses se unieron a la contienda, pero tampoco debemos descartar dicha acción. Title Text. Haz clic aquí para editar.
Foto tomada en 1923, donde aparece el Presidente Municipal el C. Aniceto Niño y el Señor Cura Vicente Gallardo y Fray Bardomiano Pantoja así como el H. Ayuntamiento y personalidades invitadas.
LA GUERRA: El conflicto armado se extendió por los estados de: Michoacán, Jalisco, Guanajuato, Querétaro, Nayarit, Colima, Durango, Guerrero, Oaxaca, México, Morelos, Distrito Federal, Puebla, Tlaxcala, y Veracruz principalmente. En Uriangato no hubo encuentros entre los bandos beligerantes, sin embargo, si hubo persecuciones. Cuando entró el mes de agosto, los sacerdotes tuvieron que entregar la iglesia a un grupo de ciudadanos y se estableció en casas particulares, llevándose consigo el depósito de la Eucaristía, no obstante, esto no impidió su ejercicio sacerdotal. Escondidos, celebraban la misa y administraban los sacramentos en diversas casas particulares, por la noche o en la madrugada, mientras los fieles los custodiaban. Acudían a ellos en busca de servicios religiosos caravanas de fieles. Siempre con el constante temor de ser denunciados a los militares. Martin Mosqueda Niño en su libro “San Miguel Uriangato” menciona que la antigua casona de los Señores Don Tomás Ortiz y Doña Trinidad Alarcón de Ortiz en la Av. Morelos en donde actualmente se encuentra el Hospital Médica Sur se realizaban misas. Se cuenta que la imagen pequeña de San Miguel Arcángel fue sacada por algunos ciudadanos del templo a escondidas y resguardada en varias viviendas del barrio de La Loma, ya que cada determinado tiempo lo cambiaban de casa en las madrugadas con la finalidad de los partidarios del gobierno federal no lo descubriera pues se temía que destruyeran. Es muy probable que en la memoria colectiva aún estaba la bomba que se colocó dentro de la basílica el 14 de noviembre de 1921, así como las atrocidades que hacían el ejército a todo aquello que la población consideraba sagrado. Para inicios de 1927, en algunas regiones la insurrección se amplía, adquiriendo los rasgos de una verdadera guerra civil (aunque debe aclararse que en ningún momento corrió riesgos la estabilidad del gobierno central). Sobre todo, en la zona centro-occidental (estados de Jalisco, Michoacán, Colima, Aguascalientes, Nayarit, Zacatecas y Guanajuato), Por lo que fue dictado el decreto presidencial de la reconcentración de todos los sacerdotes en la capital de la república. Fray Nicolás Navarrete en su segundo tomo de la “Historia de la provincia agustina de San Nicolás de Tolentino de Michoacán” que, en la madrugada del 6 de mayo de 1927, un grupo de soldados llegó a Uriangato y los anduvo buscando por diversas casas de la población, sin que dieran con ellos. Llegó otra patrulla de soldados provenientes de Moroleón con el doctor Baltasar López, presidente de los Caballeros de Colón a quien si encontraron en su domicilio en dicha población. Lo asesinaron en plena calle céntrica. A mediados de 1929 un acuerdo puso fin a este sangriento enfrentamiento, la Iglesia Católica acordó no participar en la vida política del país y reconoció la autoridad del Gobierno Federal a su vez que el gobierno se comprometió a devolver los templos ocupados y permitir la reanudación de los cultos. Finalmente, la parroquia fue entregada a los sacerdotes Fray Gabriel D. Díaz y Fray Vicente Gallardo. A MANERA DE EPÍLOGO: Concluida la guerra volvió a surgir la disputa de la imagen y para terminar con este problema el Padre Provincial Fray Ángel Zamudio y Fray Gabriel Díaz, reunieron a cincuenta y siete vecinos entre los que se encontraban los más representativos de La Villa, para que, por voto secreto eligieran la imagen que se quedaría definitivamente en el altar principal del nuevo templo. Después de las votaciones, se procedió al conteo de los votos y en presencia de todos se determinó por la imagen chica (la original), que obtuvo 45 votos a favor, contra 12 que obtuvo la grande. Mosqueda Niño nos dice que se procedió a firmar el documento donde todos estuvieron de acuerdo el 28 de octubre de 1929, desde entonces la imagen grande se resguarda en la sacristía parroquial, la pequeña y más antigua, en el altar. Fray Nicolás P. Navarrete nos informa en su libro que fray Vicente Gallardo murió en Uriangato el 4 de junio de 1932. Se había enfermado a causa del miedo por la persecución.
Documento en el cuál se habla de la entrega del templo de San Miguel a los sacerdotes Gabriel Díaz y Vicente Gallardo el día 9 de julio de 1929.
Biografía: Aranda Ríos, Gerardo "Monografía de Uriangato 2000" Ed. Municipio de Uriangato, 2000. Mosqueda Niño, Martin "San Miguel Uriangato" Ed. Municipio de Uriangato 2015. P. Navarrete, Nicolás "Historia de provincia agustina de San Nicolás de Tolentino Michoacán" Ed. Porrúa, tomo II 1978
Cuando Uriangato volvió a Michoacán
La organización político-administrativa de la región de Uriangato ha cambiado varias veces durante el transcurso de su historia. Cuando el reino de Michoacán se constituyó en provincia de la Nueva España, abarcó no solamente los límites del imperio Purépecha. Esta comprendió los actuales territorios de Michoacán, Colima, Guanajuato, Querétaro, San Luis Potosí y partes de Guerrero. (Mapa No.1)
Este inmenso territorio era administrado, primero desde Tzintzuntzan (1536-1542) y después desde Pátzcuaro (1544- 1579) ambas situadas en las riberas del lago de Pátzcuaro centro metropolitano del imperio Purépecha. Después de 1580 la capital se trasladaría a la ciudad española de Valladolid (hoy Morelia), Como parte fundamental de las llamadas Reformas Borbónicas; es decir, la serie de políticas implementadas desde en la península Ibérica con el objetivo de promover una modernización administrativa y, de este modo, fortalecer la posición política y económica del Estado español en La Nueva España. Se crearon las intendencias, modelo de organización y administración territorial tomado de la monarquía francesa. De esta manera, en 1786, la provincia se convirtió en la Intendencia de Valladolid y se redujo su territorio para dar nacimiento a la Intendencia de Guanajuato. Así el territorio de Uriangato fue anexado a esta última. (Mapa No.2)
Así, el 25 de marzo de 1824, luego de la independencia nació la entidad federativa de Guanajuato, conservando su territorio íntegro al que poseía desde las reformas borbónicas. (Mapa No.3)
Durante el fugaz Segundo imperio mexicano de Maximiliano se implementaron diversos cambios en el país, una de estas reformas más fue la reorganización territorial mexicano por orden imperial, todos los Estados dejarían de existir y país quedaría dividido por lo menos en 50 nuevos Departamentos. Se buscaba que las divisiones resultantes tuvieran exactamente el mismo número de habitantes y el mismo número de recursos, de tal modo que no hubiera Departamento que careciera de riquezas naturales o de mano de obra para realizar Esta reconfiguración de suma importancia económica para el Imperio, para este trabajo se contrató a don Manuel Orozco y Berra (1816-1881), debido a sus excelentes trabajos cartográficos y a sus profundos conocimientos geográficos e históricos del país. Después de trabajar arduamente durante un período de 8 meses, se diseñó el nuevo mapa con los 50 departamentos. Así, el 3 de marzo de 1865 apareció el decreto para la primera división del territorio del nuevo Imperio y que fue publicado en el Diario del Imperio el 13 de marzo del mismo año. (Mapa No.4)
Quedando así tanto el Departamento de Michoacán y de Guanajuato: “XXII. Departamento de Michoacán. Confina al Norte con los Departamentos de Querétaro y de Guanajuato, de los cuales está separado por el río de Lerma. Al Este con el Departamento de Toluca, siendo la línea divisoria la que a este se le señaló hacia el Occidente. Al Sur con el Departamento de Acapulco, divididos por el cauce del río Mexcala. Al Oeste con el Departamento de Tancítaro, marcando el límite entre ambos el río Zacapú, desde el lugar donde se une el río de Lerma hasta su nacimiento; una línea recta que una este con el río de Uruapan, y en seguida la corriente del mismo río de Uruapan hasta su reunión con el Mexcala. Su capital, Morelia.
(…)
XXIX. Departamento de Guanajuato. Confina al Norte con el Departamento de Potosí, sirviéndole de límite el curso del río Bagres, o Santa María, hasta el Norte de la Hacienda de los Bledos, y una línea recta que parta de este punto al que antiguamente se reconocía como límite entre ambos Departamentos. Al Este con el Departamento de Querétaro, en la línea marcada a este hacia el Oeste. Al Sur con los Departamentos de Michoacán y de Tancítaro, de los cuales está separado por la corriente del río Lerma. Al Oeste con el Departamento de Aguascalientes, siguiendo los antiguos límites reconocidos entre los extinguidos Departamentos de Guanajuato y de Jalisco, hasta el punto en que cortan la corriente del río de Ayochico, y en seguida el cauce de este mismo río hasta su incorporación con el de Lerma. Su capital, Guanajuato". (Mapa No.5)
De esta manera los límites entre ambos departamentos era el río Lerma, de esta manera, el territorio de Uriangato al encontrarse más al sur del cauce del río quedó dentro jurisdicción del Departamento de Michoacán. (Mapa No.6)
Cuando la república fue restaurada en 1867 los Estados recuperan sus territorios anteriores y se han mantenido casi igual desde entonces. Durante casi dos años, los Uriangatenses fuimos una vez más michoacanos.